Miedo a la libertad

  El gobierno actual y las diferentes autoridades al mando de las instituciones en Uruguay han hablado directamente a la población desde que la pandemia del COVID-19 atrapó al planeta. Seguramente la toma de decisiones y la elección de los caminos a seguir no son sencillos ni evidentes, ni universales. Limitaciones, detenciones, pausas, recomienzos de actividades en todas las áreas han ido transcurriendo en un marco de apelación a la libertad responsable. Los gobernantes han llamado, desde el comienzo, a la responsabilidad de los ciudadanos, de todos los ciudadanos en el lugar en que les ha tocado estar.

  En la conferencia del día 21 de mayo de 2020 se comunicó el cronograma del comienzo de clases presenciales y la gradualidad de esos comienzos. Los lineamientos fueron generales y se entregó a toda la población una copia del

“CALENDARIO DE REINICIO DE ACTIVIDADES PRESENCIALES EN LA EDUCACIÓN PÚBLICA Y PRIVADA” , según reza el documento.
  El que se transcribe es un punto muy interesante y, casi seguramente, el que generó el desconcierto, dice:

II. Medidas de aplicación gradual

Se presenta a continuación un calendario de reinicio progresivo de las actividades presenciales, que prioriza la atención a situaciones de vulnerabilidad social y tiene en cuenta la variación de las condiciones sanitarias en el territorio.

Este calendario constituye una hoja de ruta que puede tener ajustes en función de las orientaciones impartidas por la autoridad sanitaria, así como de decisiones que sean eventualmente adoptadas por las autoridades autónomas de la educación.

  Invito a leer el documento completo en el siguiente enlace:

https://medios.presidencia.gub.uy/tav_portal/2020/noticias/AG_283/Vuelta%20a%20clases.pdf

  Se deja a criterio de las autoridades educativas el protocolo y las adaptaciones correspondientes a las particularidades.

  No hay soluciones planetarias, no hay soluciones regionales únicas, no hay soluciones generales ni universales ni siquiera para un pequeño país como el nuestro porque las variables a tener en cuenta son múltiples.

  Aquí es donde empieza a entrar en juego la autonomía personal, institucional, empresarial, por nombrar las más obvias.

  Libertad, autonomía y responsabilidad personal: el gobierno uruguayo no impone la cuarentena, apela al buen juicio, a la solidaridad y a la responsabilidad ciudadana.

  Libertad, autonomía y responsabilidad para la educación: el gobierno uruguayo planifica una hoja de ruta. En consideración a las variables múltiples para cada región, zona, departamento, barrio y escuela, las autoridades y las comunidades escolares, tomarán las resoluciones que, según su leal saber y entender, sean las adecuadas.

  ¿Qué más se puede pedir sino esta flexibilidad que permite el juego de la democracia jugando en la cancha?

  Las escuelas primarias cuentan, todas, con maestros titulados, directores, inspectores que tendrán que ponerse a pensar las mejores formas y contenidos de manera acercarse a la tan mentada equidad. Llegar a todos buscando estrategias que no están impuestas, que evitan el desacierto de la uniformidad injusta para todos.

  Una vez más la responsabilidad final directa es de una parte importante de los actores: autoridades de la educación, docentes, padres que serán los administradores de las decisiones que afectarán, para bien o para mal, a la otra parte de los actores: sus alumnos, sus hijos.

  La libertad generó desconcierto y desorientación. Calma. El gobierno uruguayo está ofreciendo lo que tantas veces se reclamó: autonomía y respeto a las funciones.

  Por otra parte fue bien claro el Presidente Lacalle Pou, los estudiantes universitarios son adultos, en sus manos está la decisión de seguir estudiando.

  Es un tiempo difícil, sí. Se pide esfuerzo, sí. Tenemos muchas preguntas, sí. Dudas, también.

  ¿No queremos ser dueños de nuestro futuro empezando hoy? Ya no se podrá echar las culpas a los que nos mandan. Es un buen desafío. Somos adultos, somos los hacedores, dueños de aciertos y errores.

  A los docentes nos prepararon para las tareas. Nadie nos está imponiendo las reglas. Nos tienen confianza en que ejerceremos de la mejor manera nuestra profesión. Aprovechemos para mostrar lo mejor de nosotros mismos.

  El gobierno actual y las diferentes autoridades al mando de las instituciones en Uruguay han hablado directamente a la población desde que la pandemia del COVID-19 atrapó al planeta. Seguramente la toma de decisiones y la elección de los caminos a seguir no son sencillos ni evidentes, ni universales. Limitaciones, detenciones, pausas, recomienzos de actividades en todas las áreas han ido transcurriendo en un marco de apelación a la libertad responsable. Los gobernantes han llamado, desde el comienzo, a la responsabilidad de los ciudadanos, de todos los ciudadanos en el lugar en que les ha tocado estar.

  En la conferencia del día 21 de mayo de 2020 se comunicó el cronograma del comienzo de clases presenciales y la gradualidad de esos comienzos. Los lineamientos fueron generales y se entregó a toda la población una copia del

“CALENDARIO DE REINICIO DE ACTIVIDADES PRESENCIALES EN LA EDUCACIÓN PÚBLICA Y PRIVADA” , según reza el documento.
  El que se transcribe es un punto muy interesante y, casi seguramente, el que generó el desconcierto, dice:

II. Medidas de aplicación gradual

Se presenta a continuación un calendario de reinicio progresivo de las actividades presenciales, que prioriza la atención a situaciones de vulnerabilidad social y tiene en cuenta la variación de las condiciones sanitarias en el territorio.

Este calendario constituye una hoja de ruta que puede tener ajustes en función de las orientaciones impartidas por la autoridad sanitaria, así como de decisiones que sean eventualmente adoptadas por las autoridades autónomas de la educación.

  Invito a leer el documento completo en el siguiente enlace:

https://medios.presidencia.gub.uy/tav_portal/2020/noticias/AG_283/Vuelta%20a%20clases.pdf

  Se deja a criterio de las autoridades educativas el protocolo y las adaptaciones correspondientes a las particularidades.

  No hay soluciones planetarias, no hay soluciones regionales únicas, no hay soluciones generales ni universales ni siquiera para un pequeño país como el nuestro porque las variables a tener en cuenta son múltiples.

  Aquí es donde empieza a entrar en juego la autonomía personal, institucional, empresarial, por nombrar las más obvias.

  Libertad, autonomía y responsabilidad personal: el gobierno uruguayo no impone la cuarentena, apela al buen juicio, a la solidaridad y a la responsabilidad ciudadana.

  Libertad, autonomía y responsabilidad para la educación: el gobierno uruguayo planifica una hoja de ruta. En consideración a las variables múltiples para cada región, zona, departamento, barrio y escuela, las autoridades y las comunidades escolares, tomarán las resoluciones que, según su leal saber y entender, sean las adecuadas.

  ¿Qué más se puede pedir sino esta flexibilidad que permite el juego de la democracia jugando en la cancha?

  Las escuelas primarias cuentan, todas, con maestros titulados, directores, inspectores que tendrán que ponerse a pensar las mejores formas y contenidos de manera acercarse a la tan mentada equidad. Llegar a todos buscando estrategias que no están impuestas, que evitan el desacierto de la uniformidad injusta para todos.

  Una vez más la responsabilidad final directa es de una parte importante de los actores: autoridades de la educación, docentes, padres que serán los administradores de las decisiones que afectarán, para bien o para mal, a la otra parte de los actores: sus alumnos, sus hijos.

  La libertad generó desconcierto y desorientación. Calma. El gobierno uruguayo está ofreciendo lo que tantas veces se reclamó: autonomía y respeto a las funciones.

  Por otra parte fue bien claro el Presidente Lacalle Pou, los estudiantes universitarios son adultos, en sus manos está la decisión de seguir estudiando.

  Es un tiempo difícil, sí. Se pide esfuerzo, sí. Tenemos muchas preguntas, sí. Dudas, también.

  ¿No queremos ser dueños de nuestro futuro empezando hoy? Ya no se podrá echar las culpas a los que nos mandan. Es un buen desafío. Somos adultos, somos los hacedores, dueños de aciertos y errores.

  A los docentes nos prepararon para las tareas. Nadie nos está imponiendo las reglas. Nos tienen confianza en que ejerceremos de la mejor manera nuestra profesión. Aprovechemos para mostrar lo mejor de nosotros mismos.

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